La serpentina es un grupo de silicatos hidratados que comprenden cuatro tipos principales (crisotilo, antigorita, lizardita y amesita). El aspecto de las diferentes variedades de serpentina es parecido. Dependiendo de cada variedad, puede ser rica en magnesio, en hierro, en aluminio, en manganeso, en níquel, en litio, en zinc o en calcio.
El nombre de serpentina hace referencia a las manchas que presenta, que recuerdan a la piel de serpiente. Puede tener tonos verdes, amarillos, blancos, azulados y gris.
La serpentina se considera un mineral secundario, formado por la alteración de otros minerales, como el olivino, el piroxeno o el anfíbol. Aparece en zonas de metamorfismo regional.
Yacimientos: Canadá, China, Estados Unidos, Sudáfrica, Afganistán, Italia, Inglaterra e Italia.
La serpentina es un mineral que favorece el enraizamiento en la tierra y la exploración espiritual. Activa la capacidad psíquica y ayuda a recuperar sabiduría y recuerdos antiguos. Trabaja el 4º chakra (corazón) junto con los demás minerales correspondientes.
La serpentina se considera una piedra de limpieza, ya sea a nivel físico limpiando el cuerpo, como a nivel energético a través de los chakras.