El ágata es una variedad microcristalina del grupo del cuarzo, un tipo de calcedonia de varios colores que suele presentar bandas cromáticas. Existen muchos tipos de ágatas, su color depende de los diferentes materiales que pueda contener. Las más abundantes son de color gris, aunque también las encontramos en color amarillo, naranja, blanco, azul, marrón y rosa. Al tratarse de un mineral poroso a veces puede ser teñido con colores vivos, como en el caso del ágata fucsia, el ágata azul intenso o el de color verde oscuro.
El ágata en estado natural habitualmente se presenta en forma de inclusiones dentro de cavidades ovoides o esféricas de rocas volcánicas. Cuando se abre una geoda de ágata suelen aparecer en su interior cristalizaciones de cuarzo, de amatista o de calcita.
Yacimientos: Brasil, Uruguay, Argentina, China, India, Madagascar, Marruecos, República Checa y Estados Unidos.
El ágata se considera una piedra de energía suave, conocida por aportar armonía y equilibrio. Fomenta la autoconfianza y la concentración y favorece el crecimiento espiritual, el amor y el coraje.
El ágata es ligeramente protectora cuando es oscura. A nivel curativo se dice que puesta sobre la frente calma la fiebre, y puestas a lo largo de las piernas ayuda a eliminar líquidos. Las variedades de ágata musgosa y ágata dendrítica suelen usarse para poner en las plantas para favorecer su crecimiento y salud.