Cuando recibimos, encontramos o compramos un mineral el primer paso es limpiarlo. Aunque un mineral en sí mismo nunca está sucio, puede ser que este haya podido absorber algún tipo de energía que sea conveniente limpiar.

El SISTEMA DE AGUA CON SAL es el más popular para limpiar los cristales, aunque a veces resulta un poco arriesgado teniendo en cuenta que hay algunos minerales con ciertas propiedades físicas y químicas a los que no les va bien la sal diluida en agua. Por ejemplo los ópalos, que tienen un alto contenido de agua, si los sumergimos en agua, después al sacarlos, podrían agrietarse durante el proceso de deshidratación. También tenemos la turquesa, el lapislázuli, la malaquita y la rodocrosita, que al ser minerales de baja dureza, la sal diluida en agua podría dañarlos.

Si queremos usar la sal para hacer una limpieza profunda del mineral podemos usar un cuenco o plato hondo y llenarlo de SAL MARINA GRUESA (sin agua). Colocaremos los minerales encima de la sal durante unas horas o durante la noche y después los enjuagaremos con agua y secaremos.

Una manera práctica, sencilla y efectiva de limpiar y energizar los minerales es colocándolos encima de una DRUSA O GEODA DE CUARZO BLANCO. El cuarzo blanco o transparente en forma de drusa o geoda (varios cristales naturales agrupados), tiene la propiedad de limpiar y energizar el espacio donde se encuentra y los objetos que se le pongan encima. Este método es muy recomendable para la joyería con mineral o para otros artículos de mineral que llevan hilos, elásticos o encastes metálicos pegados, como péndulos y colgantes, ya que no daña el material que acompaña el mineral, como podría hacerlo el agua o la sal.

También podemos limpiar los minerales con:

AGUA: dejándolos varias horas sumergidos o dejando correr el agua por encima del mineral sujetándolo con nuestras manos y sintiendo como el agua va limpiando. Nos servirá el agua corriente del grifo, pero si disponemos de agua de río, de mar, de lluvia o aguas ritualizadas, mejor.

AIRE: soplando suavemente y vigorosamente sobre la piedra, sintiendo como el aire, que simboliza el prana o aliento universal, la purifica.

TIERRA: dejando la piedra encima de la hierba, enterrando la piedra en suelo natural o en la arena de una playa durante unas horas.

FUEGO: pasando la piedra sobre el humo de un incienso o la llama de una vela. Si podemos utilizar un incienso natural mejor, como el palo santo, hierbas aromáticas o resinas naturales.

VIBRACIÓN DEL SONIDO: los cuencos de cuarzo y los metálicos, así como los diapasones, también son una buena opción para limpiar los minerales, que además harán vibrar también la energía de las personas presentes y del espacio.

Una vez limpio, podemos cargar o activar la energía del mineral poniéndolo al SOL o a la LUNA, o dejándolo en la tierra al lado de una planta o un árbol. La idea es dejar el mineral en un lugar natural con buena vibración. Si lo dejamos en el sol habrá que tener en cuenta que algunos minerales pueden perder la intensidad del color, como por ejemplo la amatista, el cuarzo rosa o el cuarzo citrino, entonces se recomienda hacerlo por la mañana, cuando el sol esté más suave.

Con estas ideas y apuntes cada uno/a puede ir encontrando la manera propia de limpiar y preparar los minerales, dependiendo también del tipo de mineral y los cuidados especiales que precise, y teniendo en cuenta la apertura de corazón y amorosidad en el momento de prepararlos y sintonizar con ellos. Del mismo modo que podemos guiarnos por nuestra intuición en el momento de escoger un mineral, también podemos hacerlo para limpiarlo y prepararlo, así que cada uno/a puede ir encontrando la manera que le sea más cómoda y natural.

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