La vesubianita se forma por el metamorfismo de contacto de calizas con impurezas propias de estos ambientes, en grietas alpinas o en masas magmáticas. Sus cristales suelen ser prismáticos largos y vítreos con punta piramidal, en masa o columnares. Los colores más habituales son el verde o amarillo verdoso, aunque también se pueden encontrar en color marrón, rojo, negro, azulado o violeta, según los elementos que sustituyan la estructura original.
La vesubianita, también llamada vesubiana o idocrasa, debe su nombre al Monte Vesubio, en Italia, donde fue descubierta. El antiguo nombre idocrasa proviene del griego "eidos" (aspecto) y "krasis" (mezcla).
Yacimientos: Estados Unidos, Rusia, Brasil, México, Kenia, Suiza, Sri Lanka y Canadá.
La vesubianita se considera una piedra limpiadora y transmutadora. Aporta claridad mental y ayuda a superar esquemas negativos de pensamiento. Favorece la liberación y superación de viejas memorias y traumas, fomentando la seguridad interior. Se dice que tiene una energía suave y compasiva.
La vesubianita también estimula la sinceridad y la creatividad. Ayuda a tomar la propia responsabilidad y aporta estabilidad. A nivel curativo se dice que es beneficiosa para la asimilación de nutrientes y que favorece el esmalte dental.