La grosularia pertenece al grupo del granate, que son silicatos que comparten estructura cristalina, con la típica forma isométrica de 12 a 24 caras trapezoidales, y que se presentan implantados o semi-implantados en agregados granulares de compactos a densos. Aparecen en cristales de exfoliación imperfecta, generalmente en rocas metamórficas.
La grosularia es un silicato de calcio y aluminio que normalmente se forma por metamorfismo de contacto en rocas calizas y sedimentarias silíceas. En sus variedades puede ser de color verde, incoloro, amarillento, pardo-anaranjado o rojo.
Fue bautizado por Abraham Gottlob Werner, primero como piedra cinamón y después rebautizada grosularita por él mismo, en 1808, por el color y apariencia similar al racimo de la grosella, del latín, "ribes grosularia".
Yacimientos: Canadá, México, Kenia, Italia y Sri Lanka.
Además de las propiedades propias del granate, la grosularia aporta fluidez e inspira servicio y cooperación. A nivel físico se dice que es beneficiosa en casos de artritis y reuma, y fortalece los riñones, las mucosas y la piel.