La azurita es un carbonato de cobre de color azul oscuro e intenso. Su nombre proviene de la palabra persa “lazhward”, que significa “azul”. Se forma en las zonas oxidadas de depósitos de calcio, por la acción de aguas carbonatadas sobre los minerales de cobre. Suele encontrarse junto con la malaquita o la cuprita. Aparece en forma de cristales prismáticos o tabulares, y también en hábito masivo, estalactítico y botroidal.
La azurita puede transformarse lentamente en malaquita por causa de procesos químicos y por la acción de la oxidación. A simple vista lo que podemos ver en esta transformación es el cambio de color, que pasa de ser azul oscuro a verde oscuro. El polvo de la azurita es tóxico, con lo que hay que evitar su inhalación o ingestión. Antiguamente la azurita se extraía para ser utilizada como cobre y también para hacer pigmentos. Existen obras de arte de los siglos XV, XVI y XVII pintadas con pigmentos de azurita.
Yacimientos: Francia, Namibia, Perú, Estados Unidos, Australia, Marruecos, Groenlandia, Chile, Namibia, Canadá, Rusia, Egipto y Afganistán.
La azurita se considera una piedra de desarrollo personal y espiritual. Se dice que posee una frecuencia vibratoria intensa que puede ayudar a deshacer estructuras mentales y emocionales limitantes. Potencia la intuición y favorece el estado meditativo. La azurita se utiliza para calmar el estrés y la preocupación, así como para fomentar la comprensión y la claridad de pensamiento. Está recomendada para ejercitar la memoria y la capacidad de concentración.